TEMA 4:
RESTAURACIÓN DE LAS EMOCIONES DAÑADAS
(ROBADAS, MUERTAS O DESTRUIDAS)

Jesús dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10)
Cristo fue ungido y enviado para dar vida plena; él dijo: “El Espíritu de Jehová, está sobre mí, porque me ha ungido Jehová. Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová y el día de la venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los que están de luto; a ordenar que a los afligidos se les dé esplendor en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de espíritu angustiado. SERÁN LLAMADOS “ARBOLES DE JUSTICIA”, “PLANTÍO DE JEHOVÁ”, para gloria suya. REEDIFICARÁN las ruinas antiguas, LEVANTARÁN lo que antes fue asolado y RESTAURARÁN las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones. (Isaías 61:1-4, Lucas 4:18-19)
También el apóstol Pablo le confirma a los corintios lo que Jesús ya dio y que los creyentes deben tener: “Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros” (2 Corintios 13:11,14)
Las heridas causadas en el alma, dañando las emociones, deberán ser sanadas - restauradas quitando todo aquello que ha contaminado el alma.
Cristo vino para hacer una restauración completa ante una caída completa. Aquellas cosas principales que Jesús vino a restaurar, entre otras son: El amor en lugar del odio y el rencor; el gozo en lugar de la tristeza y la aflicción; la paz interior en lugar de la angustia, la ansiedad, el desasosiego, la inquietud, la intranquilidad; el ánimo en lugar de la depresión, el estrés y el miedo; la paciencia en lugar de la amargura y el resentimiento; la templanza y la mansedumbre, en lugar de la ira, el enojo y la cólera; la libertad en lugar de la atadura y el cautiverio; la aceptación en lugar del rechazo, el desprecio, la desaprobación; la paternidad e identidad en lugar de las maldiciones heredadas – orfandad; el Consuelo en lugar de traumas, el luto; el placer sexual en lugar de la lujuria y la sensualidad; la honra en lugar del descrédito, el desprecio, la difamación, el desprestigio; el perdón restaurador en lugar de la venganza, la culpa y la abundancia en lugar de la miseria, la escasez.
A continuación se profundiza cada una de estas emociones a restaurar y el respectivo elemento contaminante.
1. EL AMOR EN LUGAR DEL ODIO

Efectivamente hay personas a quienes el enemigo les ha robado, les ha matado o les ha destruido el amor. En su vida solo recibieron rechazo, desprecio y maltrato; nunca escucharon un te amo, un te quiero; no han recibido un abrazo, un beso, un toque de afecto; por lo tanto se les dificulta aceptar que les ofrezcan amor, que les digan que los aman o que los abracen y mucho más les cuesta dar amor, por el contrario reflejan y piden odio y rencor. El cantante Julio Jaramillo compone una canción titulada: ODIAME, su letra dice: “Ódiame por piedad yo te lo pido, ódiame sin medida ni clemencia;Odio quiero más que indiferencia, porque el rencor hiere menos que el olvido.
Si tú me odias quedaré yo convencido, de que me amaste mujer con insistencia; Pero ten presente de acuerdo a la experiencia, que tan sólo se odia lo querido”.
Anteriormente se dijo que el amor es la expresión de las emociones predominante sobre todas las demás, ésta no puede faltar en la vida de las personas. Es el primer fruto del Espíritu Santo mencionado por Pablo en su lista (Gálatas 5:22) El apóstol Juan dijo: “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Si alguno dice: “Yo amo a Dios”, pero odia a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien ha visto ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ha visto”. “El que ama a Dios, ame también a su hermano” (1 Juan 1:7; 4:7, 20)
1.1. QUE ES EL AMOR
El amor es la emoción que se combina con la alegría, se relaciona con la empatía, la comunicación y el bienestar. El diccionario define el amor como un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. Es un sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. Es un sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.[1] También en la enciclopedia wikipedia se dice que el amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista.
De manera habitual, y fundamentalmente en Occidente, se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de actitudes, emociones y experiencias. En el contexto filosófico, el amor es una virtud que representa todo el afecto, la bondad y la compasión del ser humano. También puede describirse como acciones dirigidas hacia otros y basadas en la compasión, o bien como acciones dirigidas hacia otros (o hacia uno mismo) y basadas en el afecto.[2]
El amor como fruto del Espíritu Santo, es el amor ágape que significa benevolencia invencible. Nada (insultos, injurias, humillaciones) no forzará a buscar otra cosa que el mayor bien. Es un sentimiento de la mente y el corazón, voluntad y emociones. Describe el esfuerzo deliberado no buscar jamás otra cosa que lo mejor, aun para aquellos que buscan lo peor para nosotros.
1.2. EL ODIO: CONTAMINANTE DEL AMOR
El odio es un sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo. El odio se describe con frecuencia como lo contrario del amor o la amistad. El odio puede generar aversión, sentimientos de destrucción del equilibrio armónico y ocasionalmente autodestrucción, aunque la mayoría de las personas pueden odiar eventualmente a algo o a alguien y no necesariamente experimentar estos efectos.[3]
El odio está vinculado a la enemistad y la repulsión. Las personas tratan de evitar o destruir aquello que odian. En el caso del odio hacia otro ser humano, el sentimiento puede reflejarse a través de insultos o agresiones físicas.
EL odio hizo su aparición en los albores de la humanidad, como indica el relato bíblico de Génesis 4:8: “Aconteció que, mientras estaban en el campo, Caín procedió a atacar a Abel su hermano y a matarlo”. “¿Y por qué causa lo degolló? — Escribe el apóstol Juan—. Porque sus propias obras eran inicuas, pero las de su hermano eran justas.” (1 Juan 3:12). En efecto, Abel fue víctima de una de las causas más comunes del odio: la envidia, los celos. “La furia de un hombre físicamente capacitado son los celos”, señala Proverbios 6:34. En la actualidad, las personas siguen atacándose por envidia de la condición social, la riqueza, las posesiones u otras ventajas.
Efectos del odio
Son muchos los efectos de este dañino sentimiento, veamos algunos:
· Baja autoestima.
· Mala salud.
· Estado de intranquilidad.
· Disgusto permanente aunque no se manifieste frecuentemente.
· Desagrado permanente por casi todo.
· Tiene un alto grado de enojo inmerso.
· Promueve el mal hábito de crear conflicto por todo.
· Rechazo y Antipatía.
· Genera frustración.
· Si la persona tiene ciertos complejos, genera rencor.
· Produce cierta envidia por diversas razones.
· Genera gran cantidad de estrés.
· El odio roba las bendiciones prometidas por Dios.
· Atenta contra la posibilidad de diálogo.
· Produce amargura, depresión y temor.
· Pérdida del equilibrio emocional y espiritual.
· Pérdida de enfoque.
· Demora el éxito.
· Causa ansiedad.
· Envejece física e impide el crecimiento espiritual.
· En casos extremos, produce auto odio y en casos mucho más extremos, tristemente conduce al suicidio.
1.3. COMO RESTAURAR EL AMOR
La aplicación de principios fundamentales ayudará para restaurar el amor en lugar del odio.
Responder adecuadamente al odio
Soportar un odio injusto es algo que Dios requiere y recompensa. En Mateo 5:44 Jesús dijo: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen...” Y en Lucas 6:22-23 dijo: “Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos.”
Los cristianos deben evitar el conflicto innecesario (Mateo 5:9; Romanos 12:18; 14:19). La Biblia articula claramente la respuesta adecuada del cristiano a la hostilidad. Por ejemplo, cuando nos maldicen, hemos de responder con bendición (Lucas 6:28; Romanos 12:14). Cuando nos obligan a hacer algo que no queremos, hemos de recorrer la milla extra (Mateo 5:41). Si “sufrimos por hacer el bien” hemos de “soportarlo” (1 Pedro 2:20). Estas respuestas son difíciles de poner en práctica, pero demuestran que nos está motivando algo sobrenatural, algo que trasciende la pura naturaleza humana (Mateo 5:46-47).
Cuando devolvemos bien por mal seguimos el ejemplo de Cristo (1 Pedro 2:20-23). Nuestros enemigos serán tomados por sorpresa, y hasta se quedarán pasmados. Ellos esperan (y probablemente deseen) una respuesta airada. Nuestra ira sería natural y confirmaría su sensación de control. Pero una respuesta benigna no sería natural, ni siquiera comprensible.
Jesús no ofrece garantías de que una respuesta humilde vaya a suavizar el corazón de nuestro enemigo. Aunque nuestro enemigo podría desconcertarse, una persona verdaderamente mala se puede airar aún más. Podría renovar sus ataques con más tenacidad. Pero también existe la posibilidad de que nuestro enemigo pueda quedar desarmado, intrigado y atraído a la fe.
No es de extrañar que el apóstol Pablo exhortara a los cristianos así: “Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza” (Romanos 12:16-20).[4]
Superar el odio
Dicen los estudiosos del tema que quienes más experimentan el odio, son las personas con baja auto estima y baja autoimagen, de ahí la importancia de prestar mucha atención a estos factores. Las siguientes son algunas formas de superar el odio:
· Aceptar que el odio es auto destructivo, bien sea temporal o permanente.
· De acuerdo con la situación, reconocer que puede llegar a ser una enfermedad para unos, y para otros, un mal hábito.
· Dedicar tiempo para estudiar la situación antes de decir algo o de actuar impulsivamente cuando se sienta movido o movida por el odio.
· No permitir que los sentimientos negativos de otras personas, le afecten en su vida.
· Orar a Dios por la situación o persona que le pueda estar afectando para que le restaure.
· Confrontar respetuosamente a las personas, si de pronto existe la razón por la cual le estén generando ese sentimiento.
· Perdonar también es parte del proceso para superar el odio.
· Compartir con gente alegre y entusiasta.
· Practicar algún deporte o hacer ejercicio físico con frecuencia.
· No darle mucha importancia a detalles o cosas que no lo ameritan.
· Pedir consejo a una persona de confianza.
· Consultar a un experto si su situación lo requiere.
· No permitir que alguna situación insignificante, se convierta en una bola de nieve deslizándose montaña abajo.
· Vivir cada día feliz. Para eso vino a la vida, para ser feliz y no triste o amargado.
· Leer libros y escuchar audios de desarrollo personal y todo lo que contribuya a tu crecimiento personal y a mantener tu autoestima alta.[5]
Valorar la preeminencia del amor
El apóstol Pablo le señala a los corintios los parámetros sobre el amor de la siguiente manera: 1 Corintios 13:4-8
· El amor es sufrido, es benigno
· El amor no tiene envidia
· El amor no es jactancioso, no se envanece
· No hace nada indebido, no busca lo suyo
· No se irrita, no guarda rencor
· No se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad
· Todo lo sufre, todo lo cree
· Todo lo espera, todo lo soporta
· El amor nunca deja de ser
Relación con el Dios de amor
El amor genuino y verdadero se restaura principalmente mediante una íntima relación con Dios, porque Dios es amor. Esto nos lleva a amarlo a él y amar al prójimo con toda el alma, con todas las fuerzas y con todo el corazón; que es el gran mandamiento (Mateo 22:36-39).
[1] Microsoft® Encarta® 2009. © 1993-2008 Microsoft Corporation.
[2]
https://es.wikipedia.org/wiki/Amor
[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Odio
[4]http://nuestropandiario.org/2010/03/%C2%BFcomo-debe-responder-un-cristiano-al-odio-y-la-hostilidad/#sthash.5S1IFZ4n.dpuf
[5]
https://tecnicasdesuperacionyautoayuda.wordpress.com/2013/02/02/como-superar-el-odio-usando-15-estrategias/
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