HIJOS DEL REY


“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”  (Juan 1:12)

Por creer y recibir a Cristo como Señor y Salvador, por entrar a ser parte del Reino de Dios, él tiene el dominio, el poder, la facultad de hacer de los creyentes  en él sus hijos con derechos y deberes.

La parábola del hijo pródigo también llamada por muchos, “la parábola del padre amante”, ilustra magistralmente el tratamiento de un joven que experimento un problema muy grande y grave por la ausencia del padre, luego, como el padre le hizo el acompañamiento y restauración (Lucas 15). En esta parábola se observan varios elementos importantes de cómo son considerados los miembros del Reino de Dios:


No esclavos,  no jornaleros, no huérfanos; los ciudadanos del Reino de Dios son identificados como hijos de Dios, hijos del Rey. "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios" (Romanos 8:16).

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