TEMA 2 PARTE 3


RESTAURADOS POR COMPLETO
Espíritu – Alma – Cuerpo
















Por
TEODORO MARIN BONILLA

TEMA 2

RESTAURACIÓN DEL ESPÍRITU CONTAMINADO

       4.    COMO ENFRENTAR LA LUCHA ESPIRITUAL   

4.1.        PREPARACIÓN PARA LA LUCHA ESPIRITUAL

Hay por lo menos siete formas de prepararnos para la lucha espiritual:


·         Sometimiento a Dios

Solamente cuando nos rendimos a Dios, sometiéndonos en la totalidad de nuestro ser, consagrados a Él, nos afianzamos en autoridad espiritual. El apóstol Santiago lo explicó de manera contundente al escribir: “Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.”(Santiago 4.7)
Tenemos que estar en plena obediencia a Dios. Ninguna persona que tenga un poco de rebeldía en él puede luchar porque ya estaría en territorio del enemigo. Tenemos que ser aquellos que reinan en vida, que tienen a Cristo como Aquel que es preeminente en nuestro ser y vivir bajo el trono de Dios.
El evangelista internacional, Carlos Annacondia escribe: “Ninguno de nosotros puede desarrollar un ministerio eficaz si no rendimos toda nuestra vida a Él. Dios no solo busca capacidad o sabiduría, sino consagración y entrega a Él. Lograr esto no es fácil, requiere luchas y demanda de nosotros una total entrega y muchas otras cosas que nos cuesta ceder… Si no hay una entrega total en nuestra vida, Él no nos puede usar.”[1]

·        Conocer y aceptar la victoria de Cristo en la cruz.

Declarar la victoria de Cristo, porque es la base de esta lucha. No estamos aquí para pelear, sino para afirmar la victoriade Cristo conquistada para nosotros.

Tenemos que estar bien posicionados en los lugares celestiales con Cristo. No vamos a orar y luchar desde la tierra – estamos posicionados para estar con Cristo en los lugares celestiales para hollar sobre todos los principados y potestades de las tinieblas.

·         Resistir al diablo.

A Satanás hay que resistirle. Hay que echarlo fuera, sin temor. Él huye, porque sabe muy bien cuando se encuentra frente a un hombre o una mujer de Dios. (Efesios 6:13)

·         Consagración a la obra

El apóstol Pablo en su primera carta a su discípulo Timoteo le instruyó: “Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.” (2 Timoteo 2:3-5)
·         Una vida de oración
El apóstol Pablo hablándoles de la lucha espiritual le dice a los Efesios: “Orad en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu y velad en ellos con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18)
Orar en el espíritu, no en tu carne. Esto es lo que es orar en el nombre de Jesús. El Espíritu es nuestra autoridad y ese Nombre es nuestro poder.

·         Conocer al enemigo

En criterio del apóstol Pablo, una vida consagrada a Dios debe ir de la mano con mantenernos alerta “…para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2.11).

Al Adversario espiritual no podemos ni debemos mirarlo de lejos, porque él se mantiene actualizado, procurando cómo hacernos daño. Hay que conocer sus maquinaciones.

·         Ejercer autoridad en fe

Nuestro amado Salvador delegó en nosotros la Gran Comisión, y para ejercerla, nos dio autoridad. Él dijo a sus discípulos y a nosotros hoy: “Les dijo: “Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado. Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud” (Marcos 16.15-18.

·         Pasar tiempo en la Palabra

Así como reviste singular importancia que pasemos tiempo en oración, es esencial que estudiemos las Sagradas Escrituras.

Cuando aprendemos el Plan de Dios para nuestra vida, y lo interiorizamos, podemos actuar con mayor contundencia. Satanás y sus estratagemas quedan al descubierto y aprendemos qué hacer en cada caso.

4.2.        VESTIDOS CON LA ARMADURA DE DIOS

El apóstol Pablo le dijo a la iglesia de Éfeso: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”; “para que podáis resistir en el día y, habiendo acabado todo, estar firmes”   (Efesios 6:11, 13). El doctor Edward F. Murphy en la explicación que hace de este pasaje, deja entender que la armadura de la que habla el apóstol Pablo no es la del soldado romano, sino como el texto dice: “la armadura de Dios” como lo presenta el profeta Isaías en la Septuaginta (Isaías 11:5; 59:17; 52:7; 59:17; 11:4). Está hablando de la armadura de Dios, la cual somos nosotros los que la debemos tomar.[2]

A pesar de esta interpretación muchos escritores y predicadores lo aplican haciendo una comparación entre la armadura de un soldado romano y la armadura espiritual de los hijos de Dios. 

Debemos tomarla toda, sin omitir ninguna de sus partes para poder resistir al diablo en el día malo, es decir, en la tentación.

La Armadura de Dios no es algo que nos ponemos antes de echar fuera un demonio y nos la quitamos después. Es una forma de vida que caracteriza aquellos quienes viven sus vidas de acuerdo a la instrucción divina; quienes dependen de Dios y no de ellos para el diario vivir.  La lucha del cristiano contra las fuerzas de maldad del maligno no ocurre en una sección de liberación, ocurre cada día, y cada momento que salimos.  El diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar en todo momento y lugar.

Vestíos con los siguientes elementos de la armadura:

El cinturón de la verdad.

“Ceñida vuestra cintura con la verdad”[3] (Efesios 6:14).
Jesús dice que Satanás es “el padre de la mentira.” (Juan 8:44). Esto hace que él trabaje para que nosotros sigamos la mentira y seamos mentirosos. Cristo dijo: Yo soy el camino la verdad y la vida (Juan 14:6); Cristo es la verdad, no otra persona, ni otro dios, ni una ideología o una religión, mantengamos a Cristo aferrado a nuestra cintura. Este es el sentido del texto, pero en otro sentido, el proverbista nos enseña que Dios, entre las seis cosas que aborrece y que son abominación, es, “la lengua mentirosa” (Proverbios 6:16); además, Dios establece que ningún mentiroso heredará el Reino de los cielos (Apocalipsis 21:8). Somos exhortados a vivir en la verdad y decir siempre la verdad.

Esta verdad como el cinturón del soldado le permite hacer toda la fuerza necesaria en todas las circunstancias de la vida sin sufrir daño físico, así el cristiano con la verdad, lucha contra las asechanzas del Diablo sin sufrir daño espiritual.

Satanás lucha con mentiras y algunas veces estas parecen ciertas; pero solo los creyentes tienen la verdad de Dios, que puede derrotar las mentiras de Satanás.

La coraza de justicia

“Vestidos con la coraza de justicia” (Efesios 6.14; 2 Corintios 6:7)
La coraza protegía  al guerrero de una herida fatal en el corazón y otros órganos vitales.
Esta justicia no se refiere a las obras de justicia que debemos hacer - aunque éstas ciertamente son una buena cobertura de protección cuando las usamos contra los reproches y acusaciones que sufrimos a manos del enemigo; sino más bien, se trata de la justicia de Cristo, imputada a nosotros por Dios y recibida por fe, la cual guarda nuestros corazones contra las acusaciones y cargos de Satanás, y protege nuestro ser interior de sus ataques. La justicia de Dios es un término de poder. El don de la justicia de Dios a los creyentes derrota por completo al enemigo.[4]

Muchos predicadores aplican esta justicia como símbolo de santidad de vida, de rectitud que el creyente debe poseer. Pablo invita a que seamos "llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios" (Filipenses 1:11). Dicha justicia, a su vez, transforma la vida del creyente. Es un mandamiento buscar y obtener la justicia de Dios.

Satanás, a menudo, ataca nuestros corazones: el centro de nuestras emociones, autoestima y confianza. La aprobación de Dios es la coraza que protege nuestros corazones. Él nos aprueba porque nos ama y envió a su Hijo a morir por nosotros.

El calzado con el apresto del evangelio de la paz

“Calzados los pies con el celo por anunciar el evangelio de la paz” (Efesios 6:15).
En este texto, de lo que Pablo está hablando es de la disposición para la guerra espiritual. En otro sentido habla del estar preparados para ir por todo el mundo llevando el evangelio de la paz de Dios (Marcos 16:15)

El calzado del soldado romano tenía tres funciones importantes: uno, le daba firmeza al caminar; dos, lo protegía de los obstáculos que los enemigos colocaban en el camino y tres, con las puntas metálicas le servían de arma de ataque y defensa.

El calzado espiritual significa que el cristiano esta firme hasta el fin. Así como los soldados romanos caminaban grandes distancias para conquistar las naciones más lejanas, así también es lo que tiene que hacer el creyente en Cristo.

El calzado espiritual significa que el cristiano esta firme para evitar resbalar en la batalla. Los cristianos que han experimentado en su corazón la paz de Dios, están listos, con prontitud a llevar el evangelio a los que están esclavos de Satanás. En esa decisión, la lucha será difícil y de allí la necesidad de tener esos calzados recubiertos  con el poder del bronce bruñido del evangelio de la paz.

El calzado espiritual significa que el cristiano esta firme para obtener la victoria. La historia dice que muchos  invitaron a los ejércitos romanos para que les llevaran la paz romana. Y este concepto es el mismo que tienen muchas vidas que están caminando hacia el infierno. Satanás está destruyendo vidas, hogares y pueblos. Muchos están esperando que les llevemos la paz de Jesucristo.[5] El Señor dijo: “! Cuan hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas de bien, del que publica salvación, del que dice a Sión: Tu Dios reina!” (Isaías 52:7).

Satanás quiere que pensemos que anunciar las buenas nuevas a otros es una tarea sin valor e imposible, la tarea es muy grande y la respuesta negativa demasiada. Pero el «calzado» que Dios nos ha dado es la motivación para continuar proclamando la paz verdadera que está al alcance en Dios, noticia que todos necesitan escuchar.

El escudo de la fe

“Sobre todo tomad el escudo de la fe con que podáis apagar los dardos de fuego del maligno” (Efesios 6:16).

Según la armadura de Dios, el escudo era utilizado como imagen de la protección de Dios para su pueblo, un escudo grande que protegía todo el cuerpo. Esta es la función de la fe. (1 Tesalonicenses 5:8; 1 Pedro 5.8,9)

El escudo del soldado romano era grande y rectangular, los dardos y flechas encendidas al dar contra el escudo se apagaban y sus puntas se quebraban. 

El escudo de la fe hace inefectivo los ataques de Satanás con enseñanzas falsas, persecución, la desesperación y al sembrar dudas respecto a la fidelidad de Dios y Su Palabra. Nuestra fe de la que Cristo es el autor y consumador (Hebreos 12:2) es como un escudo de oro, precioso, sólido y substancial; como el escudo de poderosos guerreros, por el cual grandes cosas son logradas, y por medio del cual, el creyente no sólo repele, sino que conquista el terreno que el enemigo posee.

Lo que vemos son los ataques de Satanás en forma de insultos, contrariedades y tentaciones. Pero el escudo de la fe nos protege de los dardos de fuego que arroja el maligno. Con la perspectiva de Dios, podemos ver más allá de nuestras circunstancias y tener presente que la victoria final es nuestra.

El yelmo de la salvación

“Tomad el yelmo de la salvación” (Efesios 6:17a)
El yelmo o el casco que cubre la cabeza. Nuevamente para mantener protegida la parte más crítica del cuerpo. Podríamos decir que nuestra manera de pensar necesita ser preservada. Pablo les está hablando a los creyentes para que no dejen que el diablo ponga dudas en su cabeza acerca de su  salvación y pensamientos inicuos que lo alejen de Dios. Muchas de las batallas del cristiano son libradas en la mente. Con el casco sobre su cabeza tipo espiritual de la esperanza de salvación (1 Tesalonicenses 5:8). En medio de una guerra espiritual el cristiano debe de tener la seguridad de su salvación. La persona no salva, carece de la esperanza de protección contra los embates de la falsa doctrina, porque su mente es incapaz de discernir entre lo verdadero y lo falso.

Satanás quiere que dudemos de Dios, de Jesús y de nuestra salvación. El yelmo protege nuestras mentes de poner en duda la obra salvadora de Dios efectuada a nuestro favor.

La espada del Espíritu

“La espada del Espíritu que es la Palabra de Dios”. (Efesios 6:17b)

Mientras que todos los demás son de naturaleza defensiva, aquí está la única arma ofensiva en la armadura de Dios. La espada corta y afilada era el arma ofensiva crucial en el combate cuerpo a cuerpo. La espada es la Palabra de Dios. 2 Tesalonicenses 2:8 dice: “El Señor Jesús matará al inicuo con el espíritu de su boca”; y en apocalipsis 1.16, 2:12, 16 dice que Cristo pelea con la espada de su boca y su Palabra revela los hechos de la gente como son en realidad”.

Habla del poder de la Palabra de Dios. En las tentaciones de Jesús en el desierto, la Palabra de Dios fue siempre Su poderosa respuesta a Satanás.
Hay momentos cuando necesitamos emplear la táctica ofensiva contra Satanás. Cuando somos tentados, necesitamos confiar en la verdad de la Palabra de Dios.

4.3.        USAR LAS ARMAS ESPIRITUALES

El apóstol Pablo le escribió a los Corintios: “Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas…” (2 Corintios 10:4). Además de la armadura de Dios, entre muchas otras armas tenemos:

·         El nombre de Jesús.  (Efesios 1:21, Filipenses 2:9,10; Marcos 16:17)
·         La sangre de Cristo (Hebreos 9:14)
·         La Palabra de Dios
   (Efesios 6:17; Mateo 4:4, 7)
·         La Oración y el Ayuno    (Efesios 6:18, Mateo 26:41)
·         La alabanza y la adoración (Juan 4:21-24)
·         El ministerio de los Ángeles (Salmos 34:7; Mateo 4:11; Mateo 26: 53; Hebreos 1:7, 1:14)
·         La fe (Habacuc 2:4, Efesios 6:16; 1 Pedro 5.8,9)
·         La unción con aceite (Salmos 23:5; Santiago 5:14; Mateo 6:13)
·      Los dones proféticos (1 Corintios 12:8-10) (Profecía, sabiduría, conocimiento, discernimiento de espíritus, lenguas)









[1] ANACONDIA, Carlos. Oidme bien Satanás. Editorial Clie. EE:UU. 1997. P. 44,45
[2] Ibid, p.  481-484
[3] Versión Reina Valera del 95
[4] MURPHY. Op. Cit. p. 482
[5] http://es.scribd.com/doc/5317868/la-armadura-escudo-de-la-fe-ppt-3

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