LOS TRAUMAS Y EL DOLOR EMOCIONAL
“Yo habito en la altura y la santidad, pero
habito también con el quebrantado y humilde de espíritu, para reavivar el
espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados” (Isaías 57:15)
1. LOS TRAUMAS
Trauma es un choque emocional que produce un daño duradero en el
inconsciente. Es una emoción o impresión negativa, fuerte y
duradera.[1]
Todos
de una u otra manera hemos tenido experiencias traumáticas, desafortunadamente
no siempre hay conciencia del gran impacto y las consecuencias que esto tiene
en las personas, la familia y la sociedad.
Las
causas del trauma son muy amplias, incluyen desde traumas de gestación o
nacimiento hasta desastres naturales, terremotos, incendios, pasando por
ataques o actos de violencia, secuestros, asaltos terroristas, homicidios,
maltratos psico-emocionales, físicos, sexuales, accidentes, caídas,
enfermedades graves o crónicas, pérdida súbita de una persona amada, cirugías y
otros procedimientos médicos u odontológicos agresivos y necesarios, también
niveles elevados de estrés durante periodos prolongados, y pérdidas o quiebras
económicas entre otras.
Los
efectos del trauma, son tan fuertes que afectan a la persona de diferentes
maneras:
Físicamente: Sensaciones de dolor persistente en el cuerpo, fatiga crónica,
dolor en el pecho o espalda, tensión muscular, migrañas, nauseas, gastritis,
ulcera, alteración nerviosa, insomnio, intrusión de imágenes del trauma,
pesadillas, respuestas de sobresalto exageradas, ataques de pánico,
hipersensibilidad al sonido, al olor y el tacto.
Emocionalmente: Cambios de temperamentos bruscos, capacidad reducida de manejar
estrés, dificultad de relacionarse con otros, aislamiento, llanto frecuente,
reacciones emocionales exageradas que no puede controlar. Dificultad para
controlar el temor o terror aun después del evento. Sentimientos de
desesperanza, impotencia, desespero, depresión, pierde interés por la familia,
el trabajo y otras cosas que antes le causaban placer.
Mentalmente: Paranoia, pensamientos obsesivos y compulsivos, confusión,
dificultad de concentración, poca tolerancia a las diferencias.
Hay
personas que se afectan más que otras luego de un trauma, esto es por la
duración y severidad del evento traumático, existencia de traumas anteriores y
de la ayuda, apoyo emocional y social que tuvo la persona después del trauma.[2]
2.
EL DOLOR EMOCIONAL
“Ciertamente llevó nuestras enfermedades y
sufrió nuestros dolores…”
(Isaías 53:4)
Los traumas generan dolor emocional. Este se puede presentar al tener experiencias críticas
de la vida como son: El divorcio, la
pérdida de la persona amada, la separación, la infidelidad, el desamor, el
desprecio, la desaprobación, el rechazo entre otros.
El dolor
emocional es uno de los males más comunes y que sucede a diario a nuestro
alrededor o a nosotros mismos. Este tipo de dolor puede llegar sorpresivamente
y a medida que nos toma desprevenidos el golpe es más devastador.
Es el tipo
de dolor que no queremos enfrentar y en muchos de los casos tratamos de
evadir, ya que los seres humanos nos vamos haciendo “casi expertos” en evadir
las cosas dolorosas de la vida, el sufrimiento es algo que parece tener dos
extremos en la reacción humana, uno de los extremos es el auto engaño, ya que
no queremos reconocer que algo grave está sucediendo en nuestra vida. Un
ejemplo de esto es cuando ante la amenaza de la separación, que es evidente
porque nuestra pareja cada vez se aleja mas y mas, tanto físicamente como
emocionalmente, queremos creer que no pasa nada, que todo se va a arreglar y
esta es una de las formas más comunes de hacernos “tontos solos”.
El otro
extremo es la adicción al dolor, existen personas que van pasando de dolor en
dolor por la vida, tanto físicamente como emocionalmente. Todos hemos conocido
a alguien quien siempre nos hace comentarios sobre lo mal que le ha ido o sobre
los problemas físicos que están pasando, sin darse cuenta que ese dolor
le reporta ganancias; un ejemplo muy común es cuando presentamos un
comportamiento que verdaderamente da lástima y en realidad eso es lo que
buscamos, mostrar un dolor que verdaderamente desgarre para encontrar la
compasión de los demás o con esto podemos hacer un chantaje a las personas que
nos quieren; otro ejemplo común es la entrega total, en donde nos
muestran todo el sacrificio que se hace o se vive para darle un significado a
nuestro actuar, como en el caso donde la madre abnegada a dado todo por sus
hijos, lo cual se puede ver como una conducta llena de dolor y que pide
compasión.
Una de las
características más duras del dolor es que entra en todas las esferas de la
vida de cada persona, ya que se convierte en dolor mental, emocional,
espiritual y físico, el cual además va afectando a los que nos rodean de muy
diversas formas, desde el comprometerlos a estar al lado del “dolido”, hasta
repudiar al “dolido” y estos extremos son mecanismos de defensa que tenemos que
usar para tratar de mantener un pequeño equilibrio ante el “dolido”.
A medida que
el dolor va tomando fuerza en nuestro ser, va invadiendo la mente y el cuerpo,
por eso es que una persona que presenta dolor emocional, tarde o temprano
enfrenta enfermedades que hoy en día sabemos que su origen es de tipo
emocional, o como antes se decía que estaba mal de los “nervios” y en el
sentido contrario las cosas actúan igual, ya que una persona que sufre dolor
físico, su mente va ir sufriendo el desgaste que sufre el cuerpo, hasta invadir
las emociones y la psicología de la persona sujeta al dolor.
Esto lo
convierte en un tema extremadamente delicado, que podemos suponer que hay
dolores que matan, tanto las emociones, como al cuerpo. Por lo tanto hay que
tener cuidado en cómo manejar el dolor, ya que existe desde la visión popular
de decir “échale ganas”, hasta la postura de consultar a un especialista para
encontrar la ayuda más idónea de cada caso, ya que el dolor, también toma
significados diferentes dependiendo de la personalidad del que sufre el dolor
sea físico o emocional.
En las etapas
de dolor existen muchas conductas:
1) Conductas de huida. Se
caracterizan por alejarse del evento doloroso.
2) Conductas de represión. El
inconsciente nos hace olvidar enérgicamente eventos o pensamientos que serían
dolorosos si se les permitiese acceder a nuestro pensamiento.
3) Conductas de proyección. Son cuando
los sentimientos o ideas dolorosas, son proyectadas hacia otras personas o
cosas cercanas pero que el individuo siente ajenas y que no tienen nada que ver
con él.
4) Conductas de negación. Es cuando
la persona trata factores de la realidad obvios, como si no existieran.
5) Conductas de regresión. Que
son el retorno a un funcionamiento mental de nivel anterior ("más
infantil").
6) Conductas de aislamiento. Que se
caracterizan por la separación del recuerdo y los sentimientos, es cuando
alguien deja de sentir algo que realmente le afecta.
7) Conductas de sustitución. Son cuando
la persona substituye un pensamiento desagradable inmediatamente por uno
agradable.
8) Conductas de desplazamiento. Es cuando
la persona tiene sentimientos hacia una persona pero los conecta a otra,
es el típico “que no busca quien se lo hizo sino quien se la pague”.
9) Conductas de racionalización. Es
encontrar un auto justificación de los actos, sin percibir los resultados, es
cuando se hace exactamente lo contrario a lo que se necesita.
Muchas de
estas conductas, que a resumidas cuentas tratan de ocultar el dolor o
evidenciarlo al máximo, se asocian al uso del alcohol, drogas, uso de
medicamentos y conductas no sanas en la persona. Ya en realidad se está
buscando un “escape del dolor”.
Un escape
muy común, casi imperceptible y cotidiano es el mirar horas y horas la
televisión o la computadora y otras distracciones le evitan su situación
actual. Estas distracciones sirven para mantenerle aislado de su dolor, pero al
final de cuentas no permiten que la persona resuelva el problema, sino que lo
deje que eche raíces cada vez más profundas.
Hay que
tener cuidado, ya que el dolor emocional puede permanecer instalado en nosotros
por un largo período; lo cual nos lleva a dormir rumiando el dolor y al
despertar sentiremos el mismo dolor, solo que en muchos de los casos nos vamos
acostumbrando al dolor e incluso hay quienes se vuelven adictos al dolor, lo
cual conlleva consecuencia incluso el no querer dejarlo, ya que es como
despojarnos de una gran arma que nos permite relacionarnos con otras personas,
¿Quién no conoce a alguien que nos ha contado su historia triste y llena de
penurias?, en la cual sigue viviendo y te acaso te pones a pensar que motivos
tiene para vivir así?.
Hay quienes
afirman que el dolor es el mejor maestro, ya que entre más duelan las cosas,
mas aprendemos de ellas, y en realidad es al contrario, entre más relajada esta
la mente y más confortable esté la persona más fácil es aprender.
Es
importante saber si estamos sufriendo por el mismo dolor desde hace mucho
tiempo o acaso si ya se han acumulado más cosas. Es importante identificar el
momento de desapegarnos del dolor, si, por contradictorio que parezca, debemos
programarnos para dejar el dolor.
Es necesario
sentir el dolor mientras nos ayude a aprender más de lo que nos pasa, esto es,
mientras represente una forma de ampliar la visión acerca de nosotros mismos,
pero no más, jamás permitir que el dolor se instale en la vida o se convierta
en la manera en que se vive, ya que se convierte en un acompañante y nos
llevará hasta la tumba. Parece obvio que nadie desea apegarse al dolor. En
realidad, aún así, desapegarse de él tal vez sea uno de nuestros mayores
desafíos.
Pero ¿y qué hacemos con el dolor?. El primer paso es aceptar la necesidad de abandonar un patrón emocional que nos daña y daña o enferma a las personas que nos rodean; pero se debe saber que abandonar la fuente del dolor implica sufrimiento. Esto requiere de aprender a hacer el periodo de duelo o luto, ya que, el proceso de recuperación del dolor nos permite vivir de manera más plena y volver a disfrutar de cada día, de cada persona y de cada cosa que la vida nos da para sentir placer por estar vivos.
El dolor es
un sentimiento que se puede considerar normal o verdadero, ya que es una
emoción humana, y como tal hay que vivirla en su momento, pero el problema es
cuando el dolor se convierte en un arma de negociación o de forma de vivir.
El
recuperarnos de una perdida nutre la capacidad de amar, de vivir y
disfrutar mejor las cosas, es un mal entendido que el efecto traumático de una
desgracia nos debe sumir en depresión y dolor de por vida. Cuando nos separamos
de un patrón emocional doloroso con el cual convivimos por tantos años, debemos
mantener la conciencia de su importancia en nuestro proceso de
auto-conocimiento: una forma de gratitud por lo aprendido, esto es recoger las
lecciones que nos da la vida, para valorar mejor las cosas y disfrutarlas mucho
más.
En términos generales, para evitar evadir el dolor, se puede hacer cosas muy sencillas o útiles, como son el meditar, observar el atardecer, ir al campo para pensar, escribir, todo aquello que le permita tocar fondo con su dolor, dejar que el llanto se presente, que la rabia se presente, y otras acciones. No se tiene por qué ocultar los sentimientos, ya que se debe estar consciente que son sentimientos temporales y que se puede recuperar y que se va a sentir mejor muy pronto.
En términos generales, para evitar evadir el dolor, se puede hacer cosas muy sencillas o útiles, como son el meditar, observar el atardecer, ir al campo para pensar, escribir, todo aquello que le permita tocar fondo con su dolor, dejar que el llanto se presente, que la rabia se presente, y otras acciones. No se tiene por qué ocultar los sentimientos, ya que se debe estar consciente que son sentimientos temporales y que se puede recuperar y que se va a sentir mejor muy pronto.
3.
JESÚS: LA
SOLUCIÓN A LOS TRAUMAS Y EL DOLOR
“Ciertamente llevó nuestras enfermedades y
sufrió nuestros dolores…” (Isaías 53:4)
3.1.
Jesús
experimentó el trauma y el dolor. (Isaías 53)
No hay
hermosura en él, ni esplendor, lo veremos más sin atractivo alguno para que lo
apreciemos. V. 2
Despreciado
y desechado entre los hombres, V. 3
Varón de
dolores, experimentado en sufrimiento, V. 3
Fue
menospreciado y no lo estimamos V. 3
Lo tuvimos
por azotado, como herido y afligido por Dios V. 4
El fue
herido por nuestras rebeliones y molido por nuestros pecados V. 5
Por darnos
la paz cayó sobre él el castigo V. 5
Angustiado
él y afligido…como un cordero fue llevado al matadero V. 7
Por medio de
violencia y de juicio fue quitado V. 8
Fue arrancado
de la tierra V. 8
Se dispuso
con los impíos su sepultura, con los ricos fue su muerte V. 9
Jehová quiso
quebrantarlo sujetándolo a padecimiento V. 10
Por esta
razón Jesús puede decir: “Lo siento” y “le puedo ayudar” en su trauma y su
dolor, porque lo experimenté.
3.2.
Jesús
expresó su dolor
Se reunió
con sus discípulos en el monte Getsemaní para compartir su dolor
Oró al padre
diciendo: “Si es posible pase de mi esta copa”
Aceptó la
voluntad de Dios respecto a su sufrimiento: “Hágase tu voluntad”
Pidió perdón
por sus maltratadores: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”
Compartió el
dolor con el ladrón de su lado en la cruz
Comparte el
dolor de su madre y la encomienda en manos de Juan su discipulado amado.
Clama al
padre preguntando: ¿Por qué me has desamparado?
Encomienda
su espíritu en las manos de su Padre.
3.3.
Jesús con su
experiencia nos ayuda a superar el trauma y el dolor (Isaías 53)
Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores V. 4
Fue herido
por nuestras rebeliones y molido por nuestros pecados V. 5
Por sus
llagas fuimos nosotros curados V. 5
Jehová cargó
en él el pecado de todos nosotros V. 6
Justificará
mi siervo justo a muchos V 11
Llevó el
pecado de muchos y oró por los transgresores V. 12
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