TeMaReflexiones
Teodoro Marín
LA LUCHA ESPIRITUAL DEL CRISTIANO
Efesios 6:10-20
El apóstol Pablo en este pasaje
habla de la “lucha” – la confrontación, el combate, la guerra – contra una
estructura de poderes espirituales organizada jerárquicamente y con ubicación
estratégica, para lo cual invita a que los cristianos deben estar
fortalecidos en el Señor y vestidos con toda la armadura de Dios,
para estar firme contra las acechanzas del diablo.
1. ESTRUCTURA DEL EJERCITO SATÁNICO
El doctor Murphy dice que
Pablo les habla de tres asuntos: uno, necesitan estar firmes contra las
asechanzas del Diablo; dos, no se enfrentan a enemigos humanos y tres, luchan
contra una jerarquía o ejército complejo de seres sobrenaturales perversos que
han infiltrado por completo los cielos y ejercen gran control sobre la tierra.[1]
Pablo hace un planteamiento militar del ejército del Diablo y sus poderes demoniacos de alto rango:
· El Diablo
Al enemigo principal, quien
es el jefe de todos los demás según la jerarquía, Pablo lo llama el “Diablo”
(Efesios 6:11, 4: 27). El significado de Diablo sería quien pone división, y su
sentido derivado sería calumniador[2]. También usa con
frecuencia para referirse al Diablo otros nombres como: Satanás, el maligno
(Efesios 6:16), la serpiente antigua (2 Corintios 11:3); el dios de este siglo (2
Corintios 4:3,4); Belial (de la raíz Baal que significa el señor) (2 Corintios
6:15); el tentador (1 Tesalonicenses 3:5).[3]
El Diablo usa contra el
creyente “acechanzas”, que tiene que ver con astucia, engaño, estratagema,
artimañas. Su estrategia de guerra principal es el ataque súbito, imprevisto.
Por esta razón hay que estar fortalecidos en el Señor y vestidos con la
armadura de Dios.
·
Principados
Los principados son demonios
asignados para controlar territorios como príncipes de las tinieblas, lo que
algunos llaman “espíritus territoriales”. Estos son los que trazan planes
malévolos geográficos y demográficos, ellos son causantes de grandes plagas y
juicios nacionales (maremotos, terremotos, inundaciones, pestes, guerras),
llevan a prácticas contrarias a la Palabra de Dios como hechicerías,
espiritismo, drogadicción, homosexualidad, idolatrías.
·
Potestades
Estas también son conocidas
como fortalezas del Diablo. Son demonios comisionados para estimular la
práctica de ciertos pecados según el gusto y placer de los hombres
(alcoholismo, adulterio, pornografía, tráfico de drogas, robo, lujuria), estas
prácticas las induce hasta convertirlas en costumbre, como sucedió con las
ciudades de Sodoma y Gomorra, como actualmente sucede con los carnavales de Rio
de Janeiro o la orientación sexual en Ámsterdam, Holanda.
·
Gobernadores
Estos espíritus jerárquicos
son conocidos como tronos o dominios. Afectan las áreas de gobierno de las
naciones. Afectan e influencian todos los puestos, sillas o tronos visibles o
invisibles, desde los cuales se generan gobiernos en los aires o en la tierra.
Su prioridad principal es planificar y maquinar para controlar los gobiernos y
a los que gobiernan, controlar a los políticos (presidentes, dictadores,
primeros ministros, emperadores, reyes, alcaldes, gobernadores, concejales,
diputados, representantes y senadores), orientándolos a hacer el mal. Son
espíritus controladores de autoridad. Por eso Pablo invita a orar por las
autoridades.
·
Huestes
espirituales
También son conocidos como
legiones o ejércitos de maldad. Trazan planes basados en la mentira y el error.
Su intención es desacreditar al evangelio de Cristo. Son los encargados de
falsear la verdad y de torcer la sana doctrina. Su labor contra Dios es evitar
la propagación de la verdad divina; bloquean a la iglesia y sus líderes en el
cumplimiento de la gran comisión; atacan a los siervos de Dios, como lo
hicieron con los profetas, con Jesús, Juan el Bautista, el mismo Pablo.[4]
2. LA ARMADURA DE DIOS
El apóstol Pablo le dijo a la iglesia de Éfeso: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”; “para que podáis resistir en el día malo y, habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6:11, 13). El doctor Edward F. Murphy en la explicación que hace de este pasaje, deja entender que la armadura de la que habla el apóstol Pablo no es la del soldado romano, sino como el texto dice: “la armadura de Dios” como lo presenta el profeta Isaías en la Septuaginta (Isaías 11:5; 59:17; 52:7; 59:17; 11:4). Está hablando de la armadura de Dios, la cual somos nosotros los que la debemos tomar.[5] A pesar de esta interpretación muchos escritores y predicadores lo aplican haciendo una comparación entre la armadura de un soldado romano y la armadura espiritual de los hijos de Dios.
Debemos tomarla toda, sin omitir ninguna de sus partes para poder resistir al diablo en el día malo, es decir, en la tentación.
La Armadura de Dios no es algo que nos ponemos antes de echar fuera un demonio y nos la quitamos después. Es una forma de vida que caracteriza aquellos quienes viven sus vidas de acuerdo a la instrucción divina; quienes dependen de Dios y no de ellos para el diario vivir. La lucha del cristiano contra las fuerzas de maldad del maligno no ocurre en una sección de liberación, ocurre cada día, y cada momento que salimos. El diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar en todo momento y lugar.
Vestíos con los siguientes elementos de la armadura:
·
El
cinturón de la verdad
“Ceñida vuestra cintura con la verdad”[6]
(Efesios 6:14).
Jesús
dice que Satanás es “el padre de la mentira.” (Juan 8:44). Esto hace que él
trabaje para que nosotros sigamos la
mentira y seamos mentirosos.
Cristo dijo: Yo soy el camino la verdad y la vida (Juan 14:6); Cristo es la
verdad, no otra persona, ni otro dios, ni una ideología o una religión, mantengamos
a Cristo aferrado a nuestra cintura. Este es el sentido del texto, pero en otro
sentido, el proverbista nos enseña que Dios, entre las seis cosas que aborrece
y que son abominación, es, “la lengua mentirosa” (Proverbios 6:16); además,
Dios establece que ningún mentiroso heredará el Reino de los cielos
(Apocalipsis 21:8). Somos exhortados a vivir en la verdad y decir siempre la
verdad.
Esta
verdad como el cinturón del soldado le permite hacer toda la fuerza necesaria
en todas las circunstancias de la vida sin sufrir daño físico, así el cristiano
con la verdad, lucha contra las asechanzas del Diablo sin sufrir daño
espiritual.
Satanás
lucha con mentiras y algunas veces estas parecen ciertas; pero solo los creyentes
tienen la verdad de Dios, que puede derrotar las mentiras de Satanás.
·
La coraza de justicia
“Vestidos con la coraza
de justicia” (Efesios
6.14; 2 Corintios 6:7)
La
coraza protegía al guerrero de una
herida fatal en el corazón y otros órganos vitales.
Esta
justicia no se refiere a las obras de justicia que debemos hacer - aunque éstas
ciertamente son una buena cobertura de protección cuando las usamos contra los
reproches y acusaciones que sufrimos a manos del enemigo; sino más bien, se
trata de la justicia de Cristo, imputada a nosotros por Dios y recibida por fe,
la cual guarda nuestros corazones contra las acusaciones y cargos de Satanás, y
protege nuestro ser interior de sus ataques. La justicia de Dios es un término
de poder. El don de la justicia de Dios a los creyentes derrota por completo al
enemigo.[7]
Muchos predicadores aplican esta justicia como símbolo de santidad de vida,
de rectitud que el creyente debe poseer. Pablo invita a que seamos "llenos de frutos de justicia que son
por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios" (Filipenses 1:11). Dicha
justicia, a su vez, transforma la vida del creyente. Es un mandamiento buscar y
obtener la justicia de Dios.
Satanás,
a menudo, ataca nuestros corazones: el centro de nuestras emociones, autoestima
y confianza. La aprobación de Dios es la coraza que protege nuestros corazones.
Él nos aprueba porque nos ama y envió a su Hijo a morir por nosotros.
- El calzado con el apresto del evangelio de la paz
“Calzados los pies con el celo
por anunciar el evangelio de la paz” (Efesios 6:15).
En
este texto, de lo que Pablo está hablando es de la disposición para la guerra
espiritual. En otro sentido habla del estar preparados para ir por todo el
mundo llevando el evangelio de la paz de Dios (Marcos 16:15)
El calzado del soldado romano tenía tres funciones importantes: uno, le
daba firmeza al caminar; dos, lo protegía de los obstáculos que los enemigos
colocaban en el camino y tres, con las puntas metálicas le servían de arma de
ataque y defensa.
El calzado
espiritual significa que el cristiano esta firme hasta el fin. Así como los
soldados romanos caminaban grandes distancias para conquistar las naciones más
lejanas, así también es lo que tiene que hacer el creyente en Cristo.
El calzado espiritual
significa que el cristiano esta firme para evitar resbalar en la batalla. Los cristianos que han experimentado
en su corazón la paz de Dios, están listos, con prontitud a llevar el evangelio
a los que están esclavos de Satanás. En esa decisión, la lucha será difícil y de
allí la necesidad de tener esos calzados recubiertos con el poder del bronce bruñido del evangelio
de la paz.
El
calzado espiritual significa que el cristiano esta firme para obtener la
victoria. La historia dice que muchos invitaron a
los ejércitos romanos para que les llevaran la
paz romana. Y este concepto es el mismo que
tienen muchas vidas que están caminando hacia el infierno. Satanás está destruyendo vidas, hogares y pueblos. Muchos están esperando
que les llevemos la paz de Jesucristo.[8]
El Señor dijo: “! Cuan hermosos son sobre los montes los
pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas
de bien, del que publica salvación, del que dice a Sión: Tu Dios reina!”
(Isaías 52:7).
Satanás
quiere que pensemos que anunciar las buenas nuevas a otros es una tarea sin
valor e imposible, la tarea es muy grande y la respuesta negativa demasiada.
Pero el «calzado» que Dios nos ha dado es la motivación para continuar
proclamando la paz verdadera que está al alcance en Dios, noticia que todos
necesitan escuchar.
·
El
escudo de la fe
“Sobre todo tomad el escudo de la fe con que podáis
apagar los dardos de fuego del maligno” (Efesios 6:16).
Según la
armadura de Dios, el escudo era utilizado como imagen de la protección de Dios
para su pueblo, un escudo grande que protegía todo el cuerpo. Esta es la
función de la fe. (Tesalonicenses 5:8; 1 Pedro 5.8,9)
El
escudo de la fe hace inefectivo los ataques de Satanás con enseñanzas falsas,
persecución, la desesperación y al sembrar dudas respecto a la fidelidad de
Dios y Su Palabra. Nuestra fe de la que Cristo es el autor y consumador
(Hebreos 12:2) es como un escudo de oro, precioso, sólido y substancial; como
el escudo de poderosos guerreros, por el cual grandes cosas son logradas, y por
medio del cual, el creyente no sólo repele, sino que conquista el terreno que
el enemigo posee.
Lo
que vemos son los ataques de Satanás en forma de insultos, contrariedades y
tentaciones. Pero el escudo de la fe nos protege de los dardos de fuego que
arroja el maligno. Con la perspectiva de Dios, podemos ver más allá de nuestras
circunstancias y tener presente que la victoria final es nuestra.
·
El
yelmo de la salvación
“Tomad el yelmo de la
salvación” (Efesios 6:17a)
El yelmo o el casco que cubre la cabeza. Nuevamente para
mantener protegida la parte más crítica del cuerpo. Podríamos decir que nuestra
manera de pensar necesita ser preservada. Pablo les está hablando a los creyentes para que no dejen que el diablo
ponga dudas en su cabeza acerca de su salvación
y pensamientos inicuos que lo alejen de Dios. Muchas de las batallas del
cristiano son libradas en la mente. Con el casco sobre su cabeza tipo espiritual
de la esperanza de salvación (1 Tesalonicenses
5:8). En medio de una guerra espiritual el cristiano debe de tener la
seguridad de su salvación. La persona no salva, carece de la
esperanza de protección contra los embates de la falsa doctrina, porque su
mente es incapaz de discernir entre lo verdadero y lo falso.
Satanás
quiere que dudemos de Dios, de Jesús y de nuestra salvación. El yelmo protege
nuestras mentes de poner en duda la obra salvadora de Dios efectuada a nuestro
favor.
·
La espada
del Espíritu
“La espada del Espíritu que es la Palabra de Dios”. (Efesios
6:17b)
Mientras
que todos los demás son de naturaleza defensiva, aquí está la única arma
ofensiva en la armadura de Dios. La espada corta y afilada era el arma ofensiva
crucial en el combate cuerpo a cuerpo. La espada es la Palabra de Dios. 2
Tesalonicenses 2:8 dice: “El Señor Jesús
matará al inicuo con el espíritu de su boca”; y en apocalipsis 1.16, 2:12,
16 dice que Cristo pelea con la espada de
su boca y su Palabra revela los hechos de la gente como son en realidad”.
Habla
del poder de la Palabra de Dios. En las tentaciones de Jesús en el desierto, la
Palabra de Dios fue siempre Su poderosa respuesta a Satanás.
Hay
momentos cuando necesitamos emplear la táctica ofensiva contra Satanás. Cuando
somos tentados, necesitamos confiar en la verdad de la Palabra de Dios.
[1] MURPHY, Edward F. Manual de Guerra Espiritual. Editorial Caribe. EE. UU. 1994. Págs. 476
[2] http://www.fortea.us/spanish/teologicos/nombres.htm
[3] MURPHY.
Op. Cit. p. 476
[4] Apuntes
de conferencias de varios autores
[6] Versión
Reina Valera del 95
[7] MURPHY. Op. Cit. p. 482
[8]
http://es.scribd.com/doc/5317868/la-armadura-escudo-de-la-fe-ppt-3
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