500 AÑOS DE REFORMA PROTESTANTE
Reflexión
TeMaReflexiones
Teodoro
Marin
El diccionario español define el termino reformar como volver a formar, rehacer. Modificar algo, por lo general
con la intención de mejorarlo. Enmendar, corregir la conducta
de alguien, haciendo que abandone comportamientos o hábitos que se consideran
censurables.
La reforma protestante tiene que ver con volver a formar, rehacer la iglesia. Modificar asuntos
doctrinales y prácticas de la iglesia para mejorarla. Enmendar, corregir la
conducta de la iglesia haciendo que abandone comportamientos que se consideran
censurables a la luz de las Sagradas Escrituras.
La reforma protestante promovida por Martin Lutero, no fue un acto
estático, no fue un producto terminado, completo, acabado; fue el comienzo de
una reforma de cambio, de transformación permanente; un proceso que tiene 500
años de historia, de desarrollo.
Con esta reflexión se quiere afirmar que la reforma de Martin Lutero no fue
completa, efectivamente hubo otros reformadores que continuaron lo iniciado por
Lutero; hasta hoy, tanto la iglesia
católica como la protestante todavía conservan doctrinas y practicas
provenientes del pensamiento babilónico,
greco-romano que afectan a la sociedad,
por las cuales se debe protestar y promover reformas para volver la iglesia
al diseño original de Dios.
Celebramos la reforma de Martin Lutero y demás reformadores del siglo XV y
XVI, pero también, hay que reconocer que la reforma es un camino de toda la
vida, como lo plantea el apóstol Pablo: Hasta que todos lleguemos a la unidad
de la fe, y del conocimiento del hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida
de la estatura de la plenitud de Cristo; hasta que seamos una iglesia gloriosa,
sin mancha y sin arruga, sin contaminación de doctrinas y prácticas de
religiones paganas.
¡Largo camino nos resta!, mucho que mejorar, mucho que enmendar,
muchas doctrinas – tradiciones y comportamientos que abandonar que son
censurables…volver a muchas sendas antiguas que
se dejaron sin causa y volver al primer amor. Sigue teniendo relevancia
el pensamiento del apóstol Pablo: “No
vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su
manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la
voluntad de Dios…” (Romanos 12:2).
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