TEMA 5
EL
MENSAJE PROFETICO A LOS REYES
Dios estableció a los profetas
para orientar al pueblo de Israel, darle mensajes de orientación y exhortación
a los reyes para mantenerlos en el cumplimiento de los propósitos de Dios.
Un profeta era un vidente de
Dios. Oía la voz de Dios y hablaba el mensaje de Dios al pueblo, reyes y
sacerdotes. Dios hablaba a través de los profetas.
El
mensaje de los profetas a los reyes de Israel nos sirve de parámetro para
definir el mensaje de los ministros cristianos a los gobernantes de este
tiempo.
1.
LOS PROFETAS POR DIRECCIÓN DE
DIOS NOMBRABAN LOS REYES.
Es
sorprendente que los primeros individuos a los que podemos calificar de
profetas, como Samuel, Natán y Gad, aparecieron cuando David entró en escena.
Más aún, los profetas dejan de ser importantes cuando el último miembro de la
familia de David ejerció el poder. En efecto, Zorobabel, un vástago lejano de
David, entró a formar parte de los mensajes de los últimos profetas (Ageo y
Zacarías). Es como si la profecía fuera un modo de comportamiento religioso que
necesitara la monarquía como su trasfondo. De hecho, los profetas hablaron
sobre los reyes, la sucesión real, guerras y asuntos de estado. Temas todos ellos
de una sociedad gobernada por un monarca. Los profetas, a veces, nombraban a
los reyes. La historia bíblica incluye algunos relatos en los que vemos a un
profeta envuelto en el comienzo del reinado de un monarca. Así Samuel ungió a
Saúl, el primer rey de Judá (1 Samuel 10,1), y a David (1 Samuel 16,13).
En el primer
libro de los Reyes, en el capítulo 11, nos narra un encuentro entre el profeta
Ajías de Siló y el rey Jeroboán. Este se había rebelado contra Salomón y huía
de Jerusalén. Ajías se encuentra con él en el camino y le informa que Jehová
iba a dividir la monarquía en dos partes, una de ellas, el reino del norte
(Israel), sería dada a Jeroboán y la otra el reino del sur sería dado a Roboam.
Más tarde, el profeta Elías envía a uno de su grupo de profetas a que unja a
Jehú diciéndole: «Yo te unjo como rey de Israel» (2 Reyes 9:12). También Ageo,
después del exilio, pronuncia un oráculo a favor de Zorobabel como rey (Ageo 2:23).
Vemos, pues, que los profetas funcionaban como emisarios de Dios cuando un rey
iba a ser elegido, cosa, que debiera darse en este tiempo para el nombramiento
de nuestros gobernantes.
2.
FORMAS DE RELACIONARSE LOS
PROFETAS CON EL REY
Una
vez que un rey subía al trono, los profetas se relacionaban con él de varias
maneras, a veces como consejeros reales. El papel de Jeremías con
respecto a Sedecías es instructivo a este respecto (Jeremías 38). Muy poco
antes de la caída de Jerusalén, el rey se encuentra con Jeremías en el Templo y
le dice que tiene que plantearle una pregunta. Con este motivo, Jeremías le da
el consejo de que si se rinde a los babilonios, Judá y Jerusalén se salvarán.
Si no es así, la ciudad será arrasada y Sedecías morirá. Pero Sedecías no le
hace caso y le exige que no diga nada a nadie de esa conversación: «Que
nadie se entere de esta conversación, si no quieres morir» (Jeremías 38:24).
Piensa el rey que si las palabras de Jeremías se hacen públicas el pueblo no se
va a oponer a los babilonios.
Los
profetas podían curar a los reyes (es el caso de Isaías con Ezequías,
gracias a una cataplasma de higos secos aplicada en su llaga, Isaías 38), también,
les hacían advertencias pidiéndoles que actúen con justicia (Jeremías 21:12)
o criticar abiertamente su comportamiento ejemplo el juicio de Natán a
David por el adulterio con Betzabé la mujer de Urías, (2 Samuel 12).
La
mayoría de los profetas de Israel podían transmitir sus palabras a la corte
real, como es el caso de Isaías y Jeremías, aunque su actividad se dirigía
también a otros ámbitos de la sociedad de Israel.
3.
LA LIBERTAD DE CONCIENCIA DEL
PROFETA
Aunque
los profetas se relacionan con el mundo de la corte y con el sacerdocio en el templo,
los profetas frecuentemente ofrecen juicios críticos sobre estas dos
instituciones. Y esto es debido a que se consideran hombres libres frente a
ellas a las que juzgan desde la perspectiva del pacto poniendo en juego su
vida, lo que es el riesgo de toda persona que vive desde la libertad de su
conciencia. Una libertad que encuentra su raíz fundamental en la experiencia de
Dios, del profeta y su misión. La postura independiente de los profetas con
respecto a la monarquía aparece muy pronto en la historia de Israel. Natán nos
ofrece un ejemplo temprano. Aun cuando él trabajaba en la corte, y podemos
considerarlo un consejero del rey, es capaz de enfrentarse con David cuando
este comete adulterio con Betsabé y envía a su marido a primera línea de
batalla para que muera y así poder casarse con ella (2 Samuel 11 y 12). Otro
ejemplo claro de esta actitud crítica frente a la monarquía lo tenemos en
Elías, un siglo más tarde. Este profeta está asociado con dos reyes, Acab y
Ocozías. El plan del templo de estos capítulos sigue generalmente la forma del
templo salomónico, pero con un énfasis claramente «sacerdotal», en salvaguardar
la santidad del Templo del contacto profano. y Ocozías, con los que tiene
varios encuentros. En ambos casos les acusa y les condena por comportamientos
específicos. Según 1 Reyes 21, Acab quería una viña que pertenecía a una
persona llamada Nabot. Esta viña formaba parte de su herencia familiar. Acab,
apoyado por su esposa Jezabel, acusa falsamente a Nabot de maldecir a Dios y
así obtiene su muerte. Elías sale a su encuentro y pronuncia un juicio de
muerte contra él y su esposa Jezabel. En 2 Reyes 1, Elías se enfrenta a Ocozías
por haber estado buscando información sobre su salud de una deidad venerada en
Ekrón. El juicio de Elías no pudo ser más duro: «Morirás sin remedio» (2
Reyes 1:16). Isaías 7 y Jeremías 37 son también testigos de esa relación
directa de los profetas con los reyes en actitud crítica por su comportamiento
ético que no respetaba el pacto con Dios.
No
todos los profetas se relacionan con los reyes directamente como Natán, Elías,
Isaías y Jeremías. Sin embargo, frecuentemente proclaman oráculos críticos
concernientes a los reyes y a la forma de su gobierno, generalmente desde la
perspectiva religiosa y ética del pacto con Dios.
4.
EL COMPROMISO IRREVOCABLE CON
EL MENSAJE
Cuando los profetas enfrentan
la relación especial que Dios tiene con Israel con la experiencia humana y
social de su tiempo, los profetas descubren nuevas imágenes para describir su
intimidad. Esa relación es como la del pastor con su rebaño, el alfarero con el
barro, el padre con el hijo o el esposo con la esposa. Todas estas imágenes
subrayan el amor y la ternura de Dios con su pueblo.
Desde la
perspectiva crítica de los profetas frente a ámbitos y comportamientos sociales
contrarios a la santidad del pacto con Dios, podemos comprender un rasgo de la
vida profética y es su carácter de existencia amenazada, fruto en gran medida
de su libertad. En ocasiones esa amenaza es solo la del fracaso de su misión
que no encuentra respuesta en sus oyentes. Lo expresa bien Ezequiel: «Vienen
a ti en masa, se sientan delante de ti, escuchan tus palabras, pero luego no
las practican, porque me halagan con su boca, pero después solo buscan su
provecho. Tú eres para ellos como un trovador de voz hermosa que sabe cantar.
Escuchan tus palabras, pero no las practican» (Ezequiel 33:30-33). Pero a
veces los profetas se enfrentan a situaciones más duras. A Oseas le tachan de
«loco» y de «necio». A Jeremías, de traidor a la patria, de colaboracionista
con el poder de Babilonia. Por eso es perseguido por los últimos reyes de Judá
y encarcelado. Elías debe huir del rey en varias ocasiones. Amós es expulsado
de Israel. Esta persecución no es solo de los reyes y poderosos, también
intervienen en ella los sacerdotes y los falsos profetas. Incluso el pueblo se
vuelve a veces contra ellos y los critica. Todo ello es consecuencia de la
fidelidad de los profetas al mensaje que Dios les ha dado, el fundamento de su
libertad. Un mensaje que incide en la sociedad de Israel y en la vida personal
de los creyentes del pueblo de Dios. Esta unión de fidelidad y libertad en la
vida del profeta la encontramos igualmente en la vida de Jesús, y debe
encontrarse en los ministros de este tiempo, para denunciar las injusticias y
malos comportamientos de los que ejercen el poder político.
CONCLUSION
En el
mensaje de los ministros del evangelio (pastores, maestros y evangelistas) debe
incluirse la voz profética para los políticos dándoles orientación y consejo
según las Sagradas Escrituras, al mismo tiempo la denuncia y la crítica a los
gobernantes de turno por sus malas acciones, desde una conciencia
independiente, sin sesgos de partidos políticos. Hacerlo a tiempo y fuera de tiempo
a pesar de las amenazas que puedan darse.
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